El desfile se realizó en la playa privada del Hotel Monte-Carlo, con vistas a la Villa La Vigie, en la que residía Karl Lagerfeld.
La colección se abrió con un traje rojo de pantalón ancho, seguido por una gamas de monos pit-stop en bouclé tweeds, camisas marineras y collares de perla. Haciendo homenaje al legado de Gabrielle Chanel, que construyó en Mónaco su casa de vacaciones, La Pausa, en 1929.
No obstante, en la pasarela se observaron monos en lana bordados imitando los trajes de los pilotos automovilísticos, vestidos bohemios, estampados con motivos de carreras de autos y camisas masculinas.
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Así pues, todos los clichés de Mónaco entraron en esta colección, cuyo estampado estrella fue el damero blanco y negro simulando las banderas que dan comienzo a las carreras de autos, como el famoso Rally de Montecarlo, una mini cartera en forma de máquina tragamonedas en referencia al Casino de Monte Carlo y los zapatos de raso parecidos a las zapatillas de punta de Les Ballets de Monte-Carlo.
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