Para entender está época necesitamos analizar el contexto, ya que la moda se vio influenciada por los cambios sociales que surgieron durante esta década.
Nos remitimos a un período de postguerra donde las mujeres se vieron obligadas a asumir labores que tradicionalmente ejercían los hombres. Esto provocó que las mujeres se vieran “obligadas” a adoptar una vestimenta acorde a su nuevo rol en la sociedad. Por lo que, la nueva premisa de estilo fue lucir de modo masculino, pero sin perder la elegancia y la femineidad con un toque extravagante. La moda se caracterizó por darle a la mujer una apariencia andrógina.
Se optó por:
-Abolir la rigidez del corset,
-Acortar las faldas hasta la rodilla,
-Aflojar los patrones de vestidos.
Aparecieron entonces los vestidos en forma de “H” de patrones holgados de talle bajo (sin marcar caderas ni pecho) acompañado de medias color piel y zapatos de taco alto pero grueso para mayor comodidad, el impermeable femenino (aporte de los soldados) y los sweaters de lana y seda.
Los vestidos de día se diferenciaban de los de noche, por su sencillez ya que eran usados para trabajar, con cortes rectos y tejidos resistentes como el punto. Para contrarrestarlo, la noche se convierte en un absoluto espectáculo de lujo y expresión; vestidos brillantes con lentejuelas y bordados, pieles, flecos y plumas de marabú. Una sofisticación exagerada, cargada de complementos como las boas, capas, tocados, redecillas, el bastón, el monóculo y las largas boquillas, en una época en que las mujeres rebeldes fumaban en público. Así surgen las flappers, termino con el cual se denominó a las mujeres norteamericanas que se caracterizaban por romper las barreras de la "moralidad" tradicional.
También se llevaron parte del protagonismo, los accesorios como abanicos, estolas de plumas, turbantes de telas brillantes, diademas de pedrerías, sobreros, detalles de múltiples flequillos y joyas de poderosas dimensiones. Pero el más característico fue el sombrero “cloche” (palabra francesa que significa campana), generalmente de fieltro, de copa hemisférica, cuerpo cilíndrico y ala mínima, que quedaba encajado a la cabeza, de manera que no se podía llevar con cabello largo. Este llegaba a cubrir la frente, dejando ver apenas los ojos, obligando a la portadora a levantar el mentón y mirar hacia abajo, lo que reforzaba el aire de seguridad de la nueva mujer. Diseñado por Caroline Reboux.
No obstante, el look se complementaba con un intenso maquillaje pronunciando ojos y boca, junto con suntuosas joyas y grandes broches de estilo art decó; collares de perlas y gargantillas.
A su vez, la tendencia era llevar el cabello corto al estilo parisino, con flequillo recto. Este estilo fue conocido como el estilo “garçonne”. Las “garçonnes” eran mujeres europeas que se habían travestido en lo que sus rasgos externos se refieren, ocultando casi toda su fisonomía del sexo femenino para que así no se asociara su feminidad con el sexo débil: su filosofía era que físicamente y a primera vista eran iguales a un hombre, por lo tanto, podrían ser tratadas con la misma igualdad que uno.
Otro estilo de peinado fue el “wavy bob”, formado con ondas al agua utilizado generalmente por las flappers.
Por otra parte, las diseñadoras propias de esta época fueron: Chanel, quien impone el pequeño vestido azul marino o negro, las blusas y remeras a rayas “marineras”, el jersey, la boina, las gorras, los pantalones blancos y blazers azul marino con botones dorados: TODO inspirado en los marineros del Sur de Francia y Schiaparelli.
Asimismo, un dato no menor es que este período es tomado frecuentemente como fuente creativa por algunos diseñadores como Gucci, Emporio Armani, Alberta Ferretti y Christian Dior.
Para concluir, cabe destacar que los años 20 fueron un antes y un después en la historia de la moda: fue la época de “libración de la mujer”, donde se dio un cambio absolutamente en las formas y estructuras, logrando un look unisex para que la mujer pudiera equipararse con el hombre, pero con extravagancia y sofisticación.
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